La vi cruzar la calle empedrada, y vi las lágrimas
caer sobre los adoquines
Entendí que su dolor repetido reflejaba tanto el
desengaño como el fin del verano.
Y sentí de su aliento la ansiedad del vacío , el deseo
inminente de días junto al fuego.
Esperaba dispuesto a ofrecerle el refugio, la
oportunidad de olvidarlo
Me acerque lentamente y roce' sus mejillas
La bese' con el ciego sentimiento profundo
Camine' de su brazo sin hacerle preguntas
Me envolvió el pensamiento, los arboles deciduos
Cada hoja caída escondiendo los versos.
Percibiendo el prólogo de la luz reducida
se
pierde el color verde , pero nace la esperanza
El
crepúsculo nos recuerda lo efímero del momento
La
marcha hacia el invierno se impregna de auxinas
el destino de nuestra vida, es
una frágil hoja inexistente y vacía, porque en las hojas secas está inscripto todo
el dolor.
Espere’ por días su
sutil regreso a ser ella misma y sentirse parte
Recibí en recompensa su
amor infinito, recordé ese otoño como el comienzo mismo de la era de Acuario
JAVIER MIRO
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